que ya no te enloquezco ni por ellas enloqueces.
Ahora que en cada estrofa ya no te me apareces,
que a ratos aunque te piense ya no me escueces.
Ahora que no hay quien me saque de entre estas paredes,
que fumo y fumo aún sin querer y tú no me reprendes.
Ahora que ya nunca dudo de si fui cobarde o valiente,
que ya no me toco pensando en el bailar de tu vientre.
Ahora que se muere de asco en el último cajón tu cepillo de dientes,
que me lleno de vacío al follar por follar con cualquier cara bonita cada viernes.
Ahora que ya no tuerzo con terror nuestras esquinas de siempre,
que ya no lleva tu nombre el humo de este cigarrillo ardiente.